LA SASTRERÍA MASCULINA Y EL TRAJE: HISTORIA Y ORIGEN 



A lo largo del tiempo se ha logrado reunir una importante información sobre la historia de la sastrería a medida. Grandes manuales, libros y profesionales han logrado plasmar sus amplios conocimientos sobre el tema. Gracias a esto, y a una constante y tenaz ilusión por el trabajo bien hecho, contamos hoy con un gran material, imprescindible, para la consulta de cualquier especialista o apasionado en el tema.

Resulta muy difícil señalar una fecha concreta para encontrar el origen de una profesión casi tan antigua como el propio hombre, pero sí podemos aventurar que el vestir ya tenía toda su importancia desde la época de los egipcios.
En general, se considera que han existido dos grandes fases en la historia de la prenda masculina; la primera se corresponde con un periodo en el que la prenda era impersonal, yendo de sus orígenes hasta el siglo XIV. Es a partir de entonces, cuando se inicia la segunda fase en la que prenda ya empieza a personalizarse.

El siglo XV: el origen del traje actual.

Es en el siglo XV, durante el Renacimiento, cuando se empieza a perfilar los primeros trajes masculinos gracias a los cuales, con las evoluciones pertinentes, darían lugar a los trajes actuales.
Es por esta época en la que las prendas hechas únicamente a partir de una o dos piezas de tejidos, como las togas y las túnicas, empiezan a acortarse y estrecharse y se van transformando en chaquetas abiertas por delante.
En ese momento,  las capitales de la moda son la Italia de Michaelangelo, posteriormente la España de inicios del siglo XVII y más tarde, la Francia de Luis XIV, época y lugar en la que se empieza a tener una gran preocupación por la moda y los jóvenes ricos de toda Europa acuden para diseñar sus guardarropas. Brocados realizados en seda, terciopelos y satenes eran las materias primas preferidas por los sastres de la corte francesa. La chaqueta del traje se empieza a ajustar a la cintura mientras que la parte de las caderas se deja amplia y empieza a tomar relevancia los encajes como adorno de estas prendas.
Napoleón también contribuyo en gran medida a la importancia de la moda, la elegancia y al hecho psicológico de vestir bien: “Si a un campesino le das una espada, seguirá siendo un campesino, pero si primero de das un gran uniforme, ya es un soldado”. Este ejemplo se puede extrapolar al vestir de un caballero, no porque solo por el hecho de vestir elegantemente se dé por hecho que es un caballero, pero, sin duda, sería un buen inicio.
Mientras tanto, en Inglaterra, debido a la Guerra Civil que desemboco en la democracia, se empezaron a germinar las bases de la futura y renombrada sastrería inglesa. La sastrería se aleja de todas las parafernalias y adornos que se respira en el resto de Europa y adoptan un estilo más práctico y sobrio, de tonalidades oscuras, marcado por las primeras normas de vestimenta que llaman al uso de sombreros de copa y levitas, las cuales se fueron acortando para mayor comodidad.


Moda principios XIX


Los tejidos utilizados eran principalmente lanas de alto gramaje, telas muy tupidas y bastas realizadas en lana de carda. Esto facilitaba la tarea del sastre y sus oficiales para disimular cualquier imperfección o defecto en la hechura de la prenda.
Otro de los mayores cambios que se dieron en esta época fue el pantalón. En un principio se vestía un pantalón corto, por debajo de las rodillas, pero que dejaba ver al completo los calcetines. Eran una especie de pololos o bombachos.


bombachos masculinos


A partir de finales del siglo XIX y principios del XX, se alarga el pantalón hasta alcanzar las medidas que se toman en la actualidad.


Caballero_de_1895


Todos estos cambios que se llevaron a cabo dentro de los talleres paulatinamente, fueron posibles gracias a la introducción de la cinta métrica, que sustituyó a las cintas de papel como herramienta base en la toma de medidas.
Al mismo tiempo, algunos talleres buscaron racionalizar el uso del patrón tradicional diseñado a la medida de un solo cliente, haciendo copias  y adaptándolo a la morfología de otros clientes, con la ayuda de la cinta métrica. Estos patrones se guardaban como secretos de guerra y eran heredados a sus sucesores.
A partir de esta metodología, sin duda de origen inglés, de reducir o ampliar el número de medidas indispensables y de crear un sistema de cálculo que permitía pasar de una talla a otra con el mismo patrón de corte, se simplificó la hechura de patrones por tallas.
En estos momentos en los que Londres se alza como capital mundial de la moda, sus sastres son valorados por su gran hacer en el corte y la ejecución del traje. De hecho, son ellos los que introducen el concepto de fit en el mundo de la sastrería masculina.
El “fit” es la calidad que muestra un traje al encajar perfectamente en el cuerpo del cliente, como si de una segunda piel se tratara. De este concepto nace otro término muy usada en la sastrería actual, que es el de punto prueba o fitting.
Llegados a este punto, la sastrería inglesa consiguió, allá por los años 30, hacer del traje de caballero una prenda discreta, sobria, de corte perfecto, convirtiéndose en la indumentaria que caracterizaba a todo “gentleman”.
Situándonos en nuestros días, podemos decir que la labor de los maestros sastres requiere una mayor destreza y precisión, ya que la mayoría de los tejidos utilizados son realizados en estambres de lana superfina mucho más ligeros, suaves y delicados que antaño, como consecuencia de una sociedad menos dependiente del clima.
Todos estos cambios, progresos e innovaciones en el arte de la sastrería consiguieron que incluso un siglo y medio después, nada en el inconsciente colectivo caracterice mejor a un caballero que un traje a medida perfectamente cortado.

La sastrería masculina en la actualidad.

La moda inglesa, mucho más clásica, mantiene las hechuras desde hace décadas, mientras que franceses y sobre todo italianos, imponen nuevas formas y nuevas innovaciones en el traje masculino.
No obstante, ya sea inglesa, italiana, francesa o española, el arte de la sastrería sigue a día de hoy apostando por la moda personalizada en contraposición a la moda de masas, imperante desde mediados del siglo XX, con la llegada del prêt à porter y la confección en cadena a bajo coste. Podríamos creer que la evolución de la moda, marcada por la tendencia capitalista de la época, juega en contra de este oficio. Prendas cada vez más informales y de diseños sujetos a tendencias de corto recorrido y consumo de masas.
Pero, como bien dijo una vez Coco Channel, y atestigua la imagen aquí abajo, “La moda es efímera, la elegancia es atemporal”.


Elegencia


Si Cary Grant pudiese pasear por la calle Ayala, Serrano, Ortega y Gasset… con el look que desprende en esta imagen tomada hace más de 4 décadas, podríamos poner en duda si este sigue las normas de la moda actual, pero lo que es innegable es que su elegancia y distinción estaría a la orden del día.
Esto es precisamente lo que ofrece la sastrería, el derecho del caballero a valorar lo diferente, lo único, aquello que le permite proyectar su propio estilo y personalidad por encima de cualquier moda pasajera.
A día de hoy la sastrería, en particular la sastrería española, no es que esté en su mejor época. Han pasado unos años, décadas, en los que parecía un secreto el hecho de hablar de la sastrería. Eso es una cosa que al final ha hecho que la auténtica sastrería, quedase relegada casi al olvido dando paso a conocerse muchas tiendas que sin conocimientos sartoriales, pero si con ganas de ocupar un lugar vacio que los propios sastres no ocuparon,  han decidido poner en las puertas de sus tiendas de moda  masculina cosas como: sastrería a medida, alta sastrería, o simplemente sastrería, cuando en realidad lo que se está haciendo es totalmente industrial, lo que se denomina Made to Measure.
Afortunadamente para la sastrería española, gracias una nueva generación de sastres que están llamados a recuperar ese espacio, hay un pequeño rayo de luz al final del túnel. Esperemos que en poco tiempo den un nuevo nombre a lo que siempre ha sido sastrería, sastrería artesanal.

“La sastrería no es solo el hecho de hacer un traje, es darle vida  a un paño”.